viernes, 31 de mayo de 2019

La ignorancia en la sociedad del conocimiento

La Ignorancia

Ignorante es el que desconoce (des-conoce: no conoce). Es evidente que moverse por la vida con desconocimiento producirá como resultado errar a menudo, y ese errar a su vez provocará sufrimiento tanto a la persona que se equivoca como a otras personas relacionadas con ella. Mucho del sufrimiento de la humanidad es debido a ese desconocimiento;
dentro del ámbito de la ignorancia está el estar convencido de que ciertas ideologías son absolutamente ciertas sin matices, también el desconocer lo que realmente piensan los demás, entre otras muchas fuentes de error. Ayudar a despejar el desconocimiento, a sustituirlo con conocimiento, es fundamental para el bienestar de la humanidad. Es por eso que se decidió hace relativamente poco tiempo en la historia de la humanidad que los Estados ofrecieran de forma obligatoria la enseñanza universal, para que el ciudadano medio conociera

Desgraciadamente los sistemas educativos, en general, se orientaron a la enseñanza de conocimientos fragmentados, en áreas concretas, olvidando el objetivo principal, que era formar ciudadanos informados, capaces de desenvolverse en la sociedad con la capacidad de razonar y de distinguir lo correcto de lo incorrecto, de argumentar, de entender las posturas distintas a la propia, que es básico para aprender (que viene del latín apprehendere, prender, capturar, adquirir conocimiento) pues si nos cerramos en banda a opiniones distintas poco vamos a aprender, comportándonos como si ya tuviéramos acceso a la verdad absoluta. Se ha sustituido ese aprendizaje por una memorización de temas, como si estuviéramos preparando a los alumnos para un concurso de preguntas y respuestas. El resultado es que el ciudadano por lo general después de estar una cuarta parte de su vida escolarizado se incorpora a la sociedad con grandes carencias de conocimiento, pues memorizar no es conocer, conocer es también y sobre todo entender (del latín interdere, dirigirse hacia el interior, entrar en el interior, no quedarse en la superficie); además se desconocen cosas  fundamentales para ser una persona con conocimiento: se es poco capaz de discernir lo cierto de lo falaz. 
Fragmentación del conocer


La persona que no ha adquirido durante su etapa educativa las habilidades superiores de razonamiento, de discernimiento, de argumentación, de saber escuchar, de tener una mente abierta, de ser dialogante, etc, podría a pesar de ello seguir adquiriendo conocimiento, de hecho se dice que estamos en la era del conocimiento (ya estamos dejando atrás la era de la información), pero en realidad no estamos avanzando en el conocimiento relacionado con las habilidades expuestas, sino sólo en el conocimiento relacionado con el uso de nuevas tecnologías. 

Las fuentes de la Ignorancia

Las razones de permanecer en el desconocimiento en una sociedad del conocimiento pueden ser:

  • Por falta de información de calidad. Esta causa debería ser la menos frecuente en una sociedad de la información, pero en realidad a menudo las fuentes de información nos dan informaciones contradictorias, o incompletas, o sesgadas, y entonces nuestro conocimiento también lo será. Así, si la persona media está acostumbrada a informarse exclusivamente a través de un cierto programa de noticias de una cadena concreta de televisión, por ser su preferida, sólo le llegará la información que esa cadena considere relevante, y presentada de la forma que convenga a su dirección: tendremos pues información incompleta y sesgada. Si además se informa por otros medios, entonces verá contradicciones entre medios. 
  • Por no poder procesar la información recibida. Si la información nos es dada en un formato inadecuado, no la entenderemos (recordemos, entender = entrar dentro, no quedarse en el conocimiento superficial), o bien si no tenemos la base de conocimiento necesaria para entender lo que nos está llegando. En sí esto es un problema, pero es aún más grave cuando no nos damos cuenta de que no estamos entendiendo, o nos damos cuenta pero no hacemos el esfuerzo de aprender más para entender mejor, sino que nos conformamos con nuestro entender parcial. Es importante ser honestos con nosotros mismos, y reconocer cuando no sabemos bien algo, para estudiarlo con calma.
  • Por falta de atención y/o interés. La falta de atención es bastante común en nuestras sociedades, estamos acostumbrados a ir de un tema a otro, a estar siempre en actividad, y esa actitud va en contra de prestar atención, a concentrarse, en un tema, para conocerlo (prefijo con + noscere: con el conocimiento, unirse con el objeto de conocimiento). La falta de interés en conocer a fondo un tema también se relaciona con la inmediatez de una sociedad acelerada, con un querer hacer muchas cosas pero todas deprisa, con un estar enfocado a las cosas obligatorias que hay que hacer, o bien en el ocio, desatendiendo otras de hecho más importantes, más trascendentes. Muchas personas pasan del trabajo al ocio y vuelta al trabajo, sin tener interés por seguir aprendiendo, que es una tarea para toda la vida.
  • Por cerramiento mental. Muy a menudo la persona ha escogido un sistema de creencias y lo ha hecho personal, identificándose con él, de tal forma que cree que es cierto a rajatabla, y en consecuencia combate cualquier intento de ponerlo en duda. Peor aún, más allá de la mera creencia, al identificarse con ella, si se pone en cuestión la creencia la persona se siente atacada personalmente, pues ella en cierto modo es su creencia, y a partir de ahí se hace imposible cualquier diálogo constructivo, se cierran las posibilidades de aprender algo nuevo de otros puntos de vista, y los diálogos se convierten en combates dialécticos. En la política que se está haciendo actualmente esto se ve muy claro, pero también en las discusiones en redes sociales, en donde abundan esos combates dialécticos entre ideologías contrarias que carecen a menudo de todo rigor (la argumentación sólida, con lógica, con coherencia, sin caer en falacias). La persona no quiere saber, quiere tener razón

Que podemos hacer para superar nuestra ignorancia

La primera causa de la ignorancia, el que nos llegue información poco fiable, puede solucionarse cultivando nuestra capacidad crítica; los científicos están acostumbrados a no creer en nada de lo procedente de una fuente de información a priori, siempre buscan confirmación a lo que se afirma, la confirmación viene dada por otras fuentes que han de corroborar a la primera; también han desarrollado la capacidad de ser rigurosos en el pensar: ser coherentes (no caer en contradicciones, primero digo una cosa, luego digo otra que se contradice con la primera), honestos (no tratar de convencer al otro, sino exponer llanamente nuestro parecer o nuestra experiencia) y argumentar evitando las falacias (afirmaciones que pueden parecer ciertas o válidas pero que en realidad son falsas, con ánimo de rebatir las opiniones contrarias a la nuestra).Una cierta actitud científica nos puede ser de gran ayuda en nuestra sociedad del conocimiento y la información.

La segunda causa de ignorancia, ser incapaz de entender bien la información, se soluciona de varias maneras: pidiendo ayuda a alguien que sea más experto en la materia, acudiendo a otras fuentes que estén a nuestro nivel de conocimiento, estudiando el tema para mejorar nuestro entendimiento ... Pero hay un posible obstáculo que nos puede bloquear todas las soluciones, y es la incapacidad de darse cuenta de que no estamos entendiendo bien el asunto, si no nos percatamos de eso, difícilmente haremos el esfuerzo de mejorar nuestra comprensión. Este obstáculo a veces va unido a cierto orgullo personal, a resistirnos a admitir que no sabemos lo suficiente de un tema, por parecernos que eso nos va a humillar, a degradar nuestra imagen. Así, encontraremos a menudo gente discutiendo sobre temas en los que en realidad tienen muy poco conocimiento, pero discuten entre sí como si fueran expertos en la materia. Para dominar cualquier tema es necesaria la humildad de reconocer que sabemos muy poco, que estamos aprendiendo.

La tercera causa, la falta de atención y/o de interés, a menudo viene relacionada como decíamos antes por las prisas de la vida en las sociedades avanzadas, que nos lleva a una superficialidad. Pero también tienen su parte los déficits educativos, si en los años en la escuela no se  ha sabido comunicar un interés por aprender durante toda la vida, se verá el aprender como algo obligatorio y restringido a la etapa escolar, relacionado además con la superación de unos exámenes que no sueles ser precisamente motivadores. Solucionar esta causa en nosotros mismos no es tan complicado: basta con darse cuenta de ello, de que nos movemos de forma apresurada por la vida, o de que estamos prestando toda nuestra atención a asuntos domésticos, laborales, de ocio, y poca o ninguna a asuntos intelectuales, a aprender y seguir aprendiendo, a mejorar nuestro razonar; si nos damos cuenta, podremos ir dedicando espacios de nuestro tiempo a leer si prisas, a atender asuntos intelectuales. A nivel colectivo la solución es más complicada, pues hay que superar unas inercias muy grandes del sistema educativo y de la sociedad en general.

La cuarta causa, el cerramiento mental, es quizás la más complicada de superar. En ella nos hemos hecho una idea cerrada a nuevos conocimientos; a menudo a esa idea cerrada se le llama opinión personal, y es habitual en nuestra sociedad, por una tolerancia mal entendida, decir que "todas las opiniones son válidas, y que hay que respetarlas a todas". Pero desde el punto de vista del conocimiento, opinar, o sea, posicionarse, juzgar, establecerse, delante de un tema, para que sea una buena opinión, es necesario estar bien informado, y además ser riguroso como ya hemos explicado. Un científico por ejemplo, rara vez opina sobre alguna cosa en su campo, lo que hace es investigar continuamente, aprender, y comunicar fielmente lo aprendido. Deberíamos ser conscientes de que si tenemos opiniones, por definición son puntos de vista parciales, incompletos, personales, y no deberíamos tomarlos demasiado en serio, pues no son saber fiable y riguroso, sino parcial. A menudo vemos en cambio grandes debates, discusiones, en torno a opiniones, pareciendo que posiciones totalmente contrarias sean ambas poseedoras de la verdad absoluta. Aquí de nuevo se hace necesaria la humildad de reconocer nuestras limitaciones en el asunto del cual sólo tenemos una opinión, no un saber completo.

Las discusiones falaces: un ejemplo

Como ejemplos prácticos vamos a mostrar algunas discusiones, tomadas de medios públicos, que muestran cómo la ignorancia se muestra como saber absoluto.

Ejemplo 1: una conversación en Twitter que en seguida deriva en discusión falaz, entre una persona amante de tener perros (le lllamaremos A) y otra que prefiere tenerlos lejos (la persona B)
A) (Preguntando a una cadena de hoteles) ¿Por qué no dejáis que vaya mi perro en tantos hoteles y casas de vacaciones vuestros?
B) Hay perros de todas clases, y no se puede saber cuando das las reservas. Vimos un caso en que unos vecinos tenían tres perros, y cada vez que oían salir y entrar al vecino los perros se les echaban encima tomándolo por intrusos, tenían que salir los dueños a calmarlos.
A) Hay personas de todas clases, y no se puede saber cuando das las reservas. En unos apartamentos los vecinos eran tres, cada vez que nos oían salir y entrar se nos echaban encima y tenían que salir los dueños a pararlos.
B) Eso sería denunciable, lo de los perros no excepto si te hacen daño serio. Las personas han de cumplir las normas y deberían hacerlas cumplir a sus perros. Aparte de que su comparación es ridícula.
A) Ridícula es su manera de verlo y lo poco abierto que es.

Las dos primeras frases expresan puntos de vista distintos: del que tiene perros y quiere llevarlos de vacaciones, del que no los tiene y sabe que a veces dan problemas debido a malas experiencias. Hasta ahí las dos personas están proporcionando información una a la otra, son puntos de vista distintos, parcialmente ciertos. Pero en la tercera frase se acaba el intercambio de información y se pasa a una especie de contienda entre los dos puntos de vista, en el que A, defensor a ultranza de llevar los perros a cualquier sitio, ofendido quizás por la opinión de A,  usa una falacia, la falacia del hombre de paja, en la que no se no discute el punto de vista contrario, lo que se hace es distorsionarlo y caricaturizarlo como forma de ataque. La cuarta frase argumenta más o menos que la falacia anterior es eso, una falacia absurda. La conversación se termina entonces con otra falacia típica, la falacia ad hominem, o sea atacar personalmente al contrario en vez de seguir discutiendo sus argumentos. Llegados a este punto, la conversación en vez de proporcionar conocimiento se ha convertido en un desconocimiento tanto de los argumentos del contrario como de su propia persona, a la que no se conoce personalmente.
 
Ejemplo 2: declaración de un mandatario del gobierno español respondiendo a un dictámen de un grupo de trabajo de la ONU que es muy critico con una actuación en concreto del Estado Español:

Respecto a la opinión emitida por este grupo de trabajo, creemos que su labor ha sido poco rigurosa y que han sido víctimas de una nueva campaña de desinformación de parte del independentismo más radical.
Fijémonos en que la declaración de este político es también una opinión, que en este caso lo que establece es desautorizar a otra opinión, y lo hace usando algunos de los criterios que hemos visto para detectar ignorancia: creen que no han tenido rigor y que han estado desinformados, en este caso concreto no por ignorancia, sino por la supuesta mala fe de una facción política contraria, que les ha engañado según él montando "campañas de desinformación". Un ciudadano atento, acostumbrado al rigor informativo, verá en esta declaración una simple opinión presuntamente sesgada debido a que el dictamen perjudica la imagen del gobierno al que pertenece, en realidad hace falta una gran honestidad y falta de orgullo para no reaccionar así cuando se te cuestiona gravemente, pero sin esta honestidad no podemos aprender de nuestros errores, y permanecemos en ellos. Además en el caso de la acción política el bloqueo es aún más grave que a nivel personal, pues aceptar la crítica sin contraatacar en nuestra sociedad no acostumbrada a tal comportamiento lo que puede provocar es una pérdida de confianza del electorado en el partido de gobierno, para evitarlo el gobierno se ve obligado a contraatacar; con ello sus votantes más convencidos se apresuraran a hacer suya la opinión del gobierno, e incluso discutirán acaloradamente con quien no esté de acuerdo como si fueran expertos en el tema, cuando en realidad no tienen ni idea de él. O sea, se cae en la ignorancia debido a los factores 1. información poco fiable, y 4. cerramiento mental a otras opiniones.





1 comentario:

  1. yo creo que hay una diferencia sustancial entre el conocimiento banal popular y el conocimiento trascendente, que es el más significativo y que crea una cultura académica:

    banal
    Aprende a pronunciar
    adjetivo
    Que es trivial, insustancial o de poco interés o trascendencia.
    "el clima suele ser un gran tema objeto de comentarios banales; recordaba los detalles de una tarde banal de 1938 en la que estuvimos bebiendo juntos en un café; este y otros motivos le han conducido a una existencia cotidiana absolutamente banal y opresiva por su monotonía; corren tiempos banales y chatos en los que no hay lugar para epopeyas"

    1. Saberes y conocimientos académicos
    studiumLección en la UniversidadClase en la Universidad
    Lo que se considera conocimiento académico empieza a configurarse cuando, en el siglo XIII, se crean las primeras universidades, los Estudios Generales.

    Las universidades evolucionaron partiendo de las corporaciones artesanales. De hecho, la palabra universidad deriva de la latina "universitas", que significa corporación o gremio. Las universidades son en su origen gremios educativos de maestros y estudiantes, una "universitas magistrorum te scholarium", constituidos exclusivamente por hombres, ya que las mujeres tenían prohibido el acceso.

    La codificación de la enseñanza formal representa una definición de lo que tiene que ser considerado como saber y de lo que forma parte de la cultura. Esta codificación se realiza a partir de unas categorías jerarquizadas, ya que no considera actividades y conocimientos diversos que han formado y forman parte habitual de la vida de las mujeres. Así, los saberes y las culturas femeninas no son aceptados como tales y quedan relegadas a la categoría de saberes técnicos de y para mujeres.

    La razón patriarcal ha intentado dejar a las mujeres al margen del mundo del saber. Y lo ha hecho no sólo no reconociendo el saber que ya poseían, sino también excluyéndolas del campo de los saberes –teóricos y orientados a la intervención en el ámbito público– que previamente habían delimitado como propios de la sociedad masculina y no permitiéndolos acceder en los lugares donde se podían alcanzar. Esta exclusión es la clave para mantener a las mujeres en una situación de desigualdad permanente y evidencia que el saber es sexuado y no neutro, aunque así acostumbre a presentarse.

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